Desde que en 1995 Michael Mann nos trajera “Heat” protagonizada por dos pilares de la actuación (Al Pacino y Robert Deniro) ha sido un “modus operandi” por parte del director norteamericano utilizar a dos actores de mucha fuerza en el momento y ha probado ser un éxito. La aclamada y genial “Collateral” contó con Tom Cruise y Jamie Foxx; y la muy buena y entretenida “Miami Vice” con Colin Farrell y de nuevo Jamie Fox.
En el caso de “Public Enemies” los pilares actorales recaían en el carismático Johnny Depp y Christian Bale en una combinación que no le funcionó tanto como las anteriores.
En la última entrega, es todo sobre John Dillinger (Johnny Depp), tanto así que se siente que el personaje sale en cada uno de los planos de largometraje. Esto evita que la dualidad de actores altamente publicitada no funcione. “Melvin Purviss” (Christian Bale) no es más que un actor de reparto un tanto lejano, que su presencia en pantalla no es más ni menos importante que la de los demás que completan el “cast”.
Sin embargo, esto no es lo único que sufre la producción, que aunque me pareció bastante interesante en la forma visual en que fue narrada, vale destacar que la exageración de técnicas de Mann, si las lleva a un punto más alto en su próximo proyecto caería en el rotundo fracado.
El cambio constante de imagen, uno que da la impresión de que se utilizaron formatos diferentes, y la escena final que visualmente se ve muy quemada pueden, y le ha pasado, encontrar el rechazo en la audiencia. Esto, y el hecho de que solo tres actores (Depp, Bale y Billy Crudup en el papel de J. Edgar Hoover) se mantuvieran en el rol y con el lenguaje de ese época mientras que todos los demás hablaban como quisieran, es un tanto decepcionante.
“Public Enemies” no es del todo mal, sus escenas de acciones, concentrándose bastante en los lugares específicos donde ocurrieron y la técnica inventada y en ocasiones bien utilizada de Mann hacen a veces de la entrega una joyita del cine pero nada más.
Para la próxima mi respetado y amado Michael Mann, en vez de tanto caos y experimentación, déme un poquito más de “Heat” y de “Collateral”.
En el caso de “Public Enemies” los pilares actorales recaían en el carismático Johnny Depp y Christian Bale en una combinación que no le funcionó tanto como las anteriores.
En la última entrega, es todo sobre John Dillinger (Johnny Depp), tanto así que se siente que el personaje sale en cada uno de los planos de largometraje. Esto evita que la dualidad de actores altamente publicitada no funcione. “Melvin Purviss” (Christian Bale) no es más que un actor de reparto un tanto lejano, que su presencia en pantalla no es más ni menos importante que la de los demás que completan el “cast”.
Sin embargo, esto no es lo único que sufre la producción, que aunque me pareció bastante interesante en la forma visual en que fue narrada, vale destacar que la exageración de técnicas de Mann, si las lleva a un punto más alto en su próximo proyecto caería en el rotundo fracado.
El cambio constante de imagen, uno que da la impresión de que se utilizaron formatos diferentes, y la escena final que visualmente se ve muy quemada pueden, y le ha pasado, encontrar el rechazo en la audiencia. Esto, y el hecho de que solo tres actores (Depp, Bale y Billy Crudup en el papel de J. Edgar Hoover) se mantuvieran en el rol y con el lenguaje de ese época mientras que todos los demás hablaban como quisieran, es un tanto decepcionante.
“Public Enemies” no es del todo mal, sus escenas de acciones, concentrándose bastante en los lugares específicos donde ocurrieron y la técnica inventada y en ocasiones bien utilizada de Mann hacen a veces de la entrega una joyita del cine pero nada más.
Para la próxima mi respetado y amado Michael Mann, en vez de tanto caos y experimentación, déme un poquito más de “Heat” y de “Collateral”.
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