La osadía de presentar las cosas que nadie más quiere plasmar siempre ha ido de la mano con un realizador audiovisual en especial en el área de la cinematografía. Muchos han sido los denunciantes a través de sus películas o documentales del cualquiera que ellos crean es una injusticia que sufrimos en este mundo.
En este caso le toca a Ángel Muñiz, en un país que desde hace rato busca que alguien comience hacer denuncias de este tipo, que con su sátira político-social logra despertar aquellos sentimientos que los dominicanos creían eran de unos pocos.
Muñiz aborda lo que para muchos se ha convertido en una falacia, la Policia Nacional tienen muchos años que no da una respuesta concreta a nada a la ciudadanía y el realizador criollo se aprovecha de eso y de muchas cosas más al máximo.
Situaciones de cómo entidades privadas tienen para agrandar una estructura valorizada en millones pero no tiene para levantarle el animo a sus más fieles empleados, de cómo nuestra moneda se ha convertido en mentas (“los tres padres de la patria: Duarte, Sánchez y Menta”) porque es lo que le devuelven a uno en supermercados y colmados cuando a uno le sobra el difunto menudo.
La película de Muñiz, un veterano en la cinematografía dominicana, a penas sobrevive un problema de sincronización de audio, en momentos uno creería que ve aquellas películas de Kung Fu dobladas, sin embargo el mensaje llega y es algo con lo que cualquier dominicano se puede identificar.
Este y unos problemas claro de continuidad (que sigue siendo un inconveniente constante en las producciones criollas) son los baches que quedan del cuerpo técnico de “Ladrones a domicilio” que son salvados por unas excelentes tomas de nuestras calles de Santo Domingo y de actuaciones de calidad, ausentes en muchas de nuestras producciones locales.
En “Ladrones…” Muñiz se saca una espina que le molestaba desde hace mucho. Hijo de un representante de izquierda durante la opresión de Balaguer, Muñiz muestra su desprecio por la supuesta democracia en la que se vive en nuestras hermosas tierras.
Empero, los deseos de Muñiz de estrenar está película días antes de las elecciones de mayo de este año fueron mermados por las tormentas del año pasado que prolongaron la producción por un buen tiempo. Yo soy uno de los que digo, que si esta producción hubiese sido estrenada para esa fecha habría habido algún tipo de influencia sobre las boletas, eso es seguro.
Ángel Muñiz prueba que cuenta con buenas relaciones y una buena suerte para sus producciones, me atrevo a decir que es sin duda alguna el director contemporáneo dominicano por excelencia; sus películas cuentan con una manera de narrativa que a pesar de que consideremos malo el producto es una historia que en algún momento del trayecto la llegamos a disfrutar.
Esperemos que el error (porque para mí es un error y garrafal) de estrenar la película un 14 de agosto, misma fecha en que se estrene The Dark Knight que está arroyando en taquilla y aquí se hacen pre ventas para el fin de semana, no sea algo dañino para sus fines de ser una película criolla taquillera, porque tiene todo para serlo.
En este caso le toca a Ángel Muñiz, en un país que desde hace rato busca que alguien comience hacer denuncias de este tipo, que con su sátira político-social logra despertar aquellos sentimientos que los dominicanos creían eran de unos pocos.
Muñiz aborda lo que para muchos se ha convertido en una falacia, la Policia Nacional tienen muchos años que no da una respuesta concreta a nada a la ciudadanía y el realizador criollo se aprovecha de eso y de muchas cosas más al máximo.
Situaciones de cómo entidades privadas tienen para agrandar una estructura valorizada en millones pero no tiene para levantarle el animo a sus más fieles empleados, de cómo nuestra moneda se ha convertido en mentas (“los tres padres de la patria: Duarte, Sánchez y Menta”) porque es lo que le devuelven a uno en supermercados y colmados cuando a uno le sobra el difunto menudo.
La película de Muñiz, un veterano en la cinematografía dominicana, a penas sobrevive un problema de sincronización de audio, en momentos uno creería que ve aquellas películas de Kung Fu dobladas, sin embargo el mensaje llega y es algo con lo que cualquier dominicano se puede identificar.
Este y unos problemas claro de continuidad (que sigue siendo un inconveniente constante en las producciones criollas) son los baches que quedan del cuerpo técnico de “Ladrones a domicilio” que son salvados por unas excelentes tomas de nuestras calles de Santo Domingo y de actuaciones de calidad, ausentes en muchas de nuestras producciones locales.
En “Ladrones…” Muñiz se saca una espina que le molestaba desde hace mucho. Hijo de un representante de izquierda durante la opresión de Balaguer, Muñiz muestra su desprecio por la supuesta democracia en la que se vive en nuestras hermosas tierras.
Empero, los deseos de Muñiz de estrenar está película días antes de las elecciones de mayo de este año fueron mermados por las tormentas del año pasado que prolongaron la producción por un buen tiempo. Yo soy uno de los que digo, que si esta producción hubiese sido estrenada para esa fecha habría habido algún tipo de influencia sobre las boletas, eso es seguro.
Ángel Muñiz prueba que cuenta con buenas relaciones y una buena suerte para sus producciones, me atrevo a decir que es sin duda alguna el director contemporáneo dominicano por excelencia; sus películas cuentan con una manera de narrativa que a pesar de que consideremos malo el producto es una historia que en algún momento del trayecto la llegamos a disfrutar.
Esperemos que el error (porque para mí es un error y garrafal) de estrenar la película un 14 de agosto, misma fecha en que se estrene The Dark Knight que está arroyando en taquilla y aquí se hacen pre ventas para el fin de semana, no sea algo dañino para sus fines de ser una película criolla taquillera, porque tiene todo para serlo.
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