co-escrita y dirigida por Carlos Moreno
De primera orden tengo que decirlo, Colombia no es una buena industria cinematográfica y al creer que “Perro con perro” sería la excepción, me equivoque rotundamente.
Está última entrega, vanagloriada y seleccionada para representar a Colombia en los premios Oscar (buena suerte), me hizo recordar aquellas visitas tortuosas visitas que hice a la Cinemateca durante la Feria del Libro de 2007 dedicada al territorio colombiano.
“No hay peor experiencia cinematográfica que varias películas malas en la Cinemateca”.
Lo primero es que el prologo de la película no dice nada, y encima ya tenía uno o dos minutos cuando entre en la sala, pero es lo mejor de la entrega (¿que raro no?) para luego dar cabida a unos créditos dignos de una serie de televisión.
Está última entrega, vanagloriada y seleccionada para representar a Colombia en los premios Oscar (buena suerte), me hizo recordar aquellas visitas tortuosas visitas que hice a la Cinemateca durante la Feria del Libro de 2007 dedicada al territorio colombiano.
“No hay peor experiencia cinematográfica que varias películas malas en la Cinemateca”.
Lo primero es que el prologo de la película no dice nada, y encima ya tenía uno o dos minutos cuando entre en la sala, pero es lo mejor de la entrega (¿que raro no?) para luego dar cabida a unos créditos dignos de una serie de televisión.
"El orejón" (Blas Jaramillo) en una de las escenas de la película
Con un guión trillado hasta en “español colombiano” pasamos a actuaciones exageradas, en especial la de Blas Jaramillo como “El orejón” un villano que además de que no es orejón no influye temor, y amenaza con desatar risa pero ni eso solo un ¿y ete tiguere? se le puede dedicar.
Lo irónico de Perro come perro, es que en los créditos, uno de los cuerpos técnicos es descrito como “encargado de cinematografía y steadycam” y lo menos que hay allí es “steady” el temblor de los handhelds y las tomas de movimientos no es en ningún momento artístico o entretenido, es simplemente una técnica mal utilizada y en exceso.
Lo irónico de Perro come perro, es que en los créditos, uno de los cuerpos técnicos es descrito como “encargado de cinematografía y steadycam” y lo menos que hay allí es “steady” el temblor de los handhelds y las tomas de movimientos no es en ningún momento artístico o entretenido, es simplemente una técnica mal utilizada y en exceso.
A fin de cuentas, tenemos un personaje que se nos hace relevante al principio y luego lo desaparecen con un simple “parece que le dio un infarto al pobre Don Pablo”. Esto, más “plots” extras que nada aportan y no se desarrollan en lo más mínimo para ayudar a la película, aunque uno de estos da risa, le da a uno un trago amargo que en los minutos finales no encuentra la forma de hallar el fondo.
“Perro come perro” no es el debut cinematográfico del que Carlos Moreno debiera sentirse orgulloso a pesar del “bombo” que anda recibiendo, pero si logró captar varias escenas, la fotografía y la colorización en ocasiones era magistral, que le dejan entre dicho a uno que Moreno puede tener un largometraje de calidad en el futuro.
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